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obstinadamente el blog menos leído del internet

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20.4.12

# 1


na húmeda flor de sangre lloró una semilla. Nacer en una tumba sería más sincero. En una tumba junto al mar. Cambiar el vino de barril. Clavar bien los clavos de su cruz. Un pájaro no debe volar. Ni fumar. Morir sin avisar. Solo por joder. Morirse por joder. Mudar la piel. Antes de que se me borren las palabras. Jalar el mantel del cielo sin estrellar los platos. Con mis manos arar tu cuerpo y sembrar un beso. Acariciarte y hacernos pan caliente. En la puerta del horno. El barranco del diamante a sus cenizas. Mi lluvia se mudó de ciudad. El camión de la basura se llevó todas las flores. Se enrevesa la corbata. El sol se paró en la esquina. Se vistió de amarillo. De verde. De rojo. Paró el mundo. Me quería bajar.

***

El disparo se escuchó en todo el caserío. Los huéspedes de la pensión llegaban entre soñolientos y morbosos a la puerta del cuarto 13, el del joven estudiante llegado del interior hacía un año. La señora Delia, la risueña propietaria del negocio, pegó su oreja a la puerta, aguzando el oído. Tras golpear varias veces, todas sin respuesta, sacó su llave maestra, la que a sus clientes juraba nunca utilizar sin su consentimiento. Tras la puerta aparecieron tímidos un colchón y una mesa, colocados como llovidos al azar. En el cuarto había sólo una luz. Una vela quemaba sus últimas ceras, una pluma descansaba sobre una hoja garabateada, y entre ellas dormía su muerte el cuerpo tibio de Ramírez.